
Manos que reciben vida
Guatemala enfrenta serios problemas de mortalidad materna, ligados a la pobreza estructural y la falta de atención sanitaria, especialmente en áreas rurales. El 70 % de las muertes maternas son de mujeres mayas. La pobreza extrema afecta al acceso a la vivienda, los alimentos y la salud, lo que agrava la situación.
Las indígenas suelen tener entre 3 y 4 hijos, y las parteras mayas atienden entre el 40 % y 90 % de los nacimientos, dependiendo de la comunidad. Sin embargo, la escasez de centros médicos y un sistema de salud precario complican su labor, sobre todo en comunidades alejadas.

En Guatemala hay unas 20.000 parteras registradas para atender partos no complicados y detectar complicaciones potencialmente mortales.
A menudo, no reciben compensación por su trabajo y enfrentan dificultades en su labor diaria. Estas comadronas son reconocidas y valoradas como líderes comunitarias. Su atención integral al parto ahorra recursos al Estado, aunque han lidiado con racismo y exclusión en el pasado, sin reconocimiento de sus derechos interculturales.
Desde hace diez años, se implementó un plan nacional para dignificar su labor. Visitamos a estas mujeres en zonas remotas donde predominan las lenguas nativas y han aprendido a canalizar emergencias hacia el sistema de salud pública. Queríamos comprender su rol fundamental en la comunidad, su conocimiento ancestral y la conexión espiritual que sienten con la tierra y sus dioses, lo cual les otorga un valor significativo en sus aldeas.