
El futuro de un instrumento clave de EE.UU. en contra de gobiernos antagónicos queda en duda
El presidente de EE.UU., Donald Trump, refuerza sus políticas de ajuste y una de las organizaciones afectadas es la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés).
Creada en 1983 como un instrumento de la Guerra Fría por el entonces presidente Ronald Reagan, el objetivo inicial de la NED fue financiar a grupos disidentes en países cercanos a la Unión Soviética. Sin embargo, en la actualidad es una herramienta clave de Washington en contra de gobiernos cuyos intereses le son antagónicos.

Por ejemplo, la NED utilizó 877.000 dólares para derrocar al expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, mediante diversos esquemas que continuaron durante años. En el historial reciente de la organización también figura el apoyo al Maidán de Ucrania, impulsando a los grupos detrás del golpe de Estado en el país.
El papel de la NED en el belicismo de Kiev está sobre todo encarnado en la figura de Victoria Nuland, quien es conocida por ser la coordinadora de la campaña de cambio del régimen ucraniano en el 2014, así como una de las personas más activas durante la administración de Joe Biden en sus planes con respecto a Ucrania.
La NED afronta actualmente una gran cantidad de problemas, siendo el principal que dentro de esta trabajan grandes figuras contrarias a Trump y su criterio en política internacional. Desde hace mucho dejo de ser una organización bipartidista, a pesar de depender de la financiación del Congreso. También se tiene conocimiento que oculta a los estadounidenses la identidad de los beneficiarios de sus subvenciones.