
Laureado director de cine advierte de una "guerra contra el mundo ortodoxo"

La obstaculización del viaje del arzobispo Markel de la Iglesia ortodoxa moldava a Jerusalén para recoger el Fuego Santo por parte de las autoridades de Moldavia forma parte de "la guerra contra el mundo ortodoxo", declaró este viernes el director de cine serbio Emir Kusturica en declaraciones a RIA Novosti.
El laureado cineasta afirmó que no se trata de algo nuevo y que, "después del ataque al Monasterio de las Cuevas de Kiev, ya no le sorprende nada", en referencia a las tensiones en torno al histórico convento, enmarcadas en la campaña de presión de Ucrania contra la Iglesia ortodoxa canónica ucraniana, que incluye allanamientos y tomas de templos amparados en acusaciones de supuestas actividades prorrusas.

"Fue una señal de guerra contra el mundo ortodoxo, contra los rusos ortodoxos y contra todos los ortodoxos. Y ahora esta batalla continúa, y ellos creen que con nuevos pasos políticos seculares primero intimidarán y luego destruirán la civilización ortodoxa", valoró el dos veces ganador de la Palma de Oro del Festival de Cannes.
"Pero no lo conseguirán", subrayó, agregando que, en su opinión, la nueva Iglesia ortodoxa de Ucrania —no reconocida por el Patriarcado de Moscú y activamente promovida por Kiev desde 2018 como una rama cismática independiente— "es un intento de poner bajo control una parte del mundo ortodoxo". "Pueden organizar la persecución de algunos, pero no tendrán éxito la próxima vez", vaticinó.
¿Decisión religiosa o política?
En la víspera de su vuelo previsto a Jerusalén, el arzobispo Markel, de la Iglesia ortodoxa moldava, fue registrado por las autoridades de Moldavia y sus documentos le fueron devueltos solo después de que el avión despegara.
La presión sobre la Iglesia ortodoxa moldava forma parte de una amplia campaña del Gobierno de la presidenta proeuropea Maia Sandu dirigida a abolir todo lo relacionado con la cultura rusa en Moldavia. En este contexto, se está preparando una ley para abolir la enseñanza de la lengua rusa en las escuelas, mientras se persigue a políticos que desean mantener relaciones amistosas con Rusia y se cierran medios de comunicación considerados desleales.
El arzobispo Markel ha expresado reiteradamente su preocupación por las acciones conjuntas de la Iglesia ortodoxa rumana y el Gobierno moldavo contra la Iglesia ortodoxa de Moldavia, que forma parte de la Iglesia ortodoxa rusa. La Iglesia ortodoxa rumana, que también opera en territorio moldavo, había hecho anteriormente un llamamiento a las parroquias de la Iglesia ortodoxa de Moldavia para que se unieran a ella, lo que provocó un conflicto. La Metropolia moldava y Markel son objeto de duras críticas por parte del actual Gobierno moldavo, de tendencia proeuropea.