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Argentina y el FMI: una historia de endeudamiento recurrente que atraviesa dictaduras y democracias

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El país sudamericano firmó un total de 28 acuerdos con el organismo desde 1956.
Argentina y el FMI: una historia de endeudamiento recurrente que atraviesa dictaduras y democracias

Casi 70 años de historia unen a la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), una relación que casi no ha tenido pausas y que se renovó la semana pasada, con el último acuerdo, el número 22, firmado con el Gobierno de Javier Milei. 

Desde que el exmandatario Mauricio Macri (2015-2019) volvió a recurrir al FMI en 2018 por un préstamo de 44.000 millones de dólares, el más alto en la historia del país y del organismo, Argentina firmó otros dos acuerdos. ¿El objetivo? Recibir nuevos fondos para afrontar vencimientos por la deuda original, en un ciclo en espiral que parece no tener fin. 

Argentina ingresó formalmente al Fondo Monetario Internacional en 1956, bajo el gobierno de facto de Pedro Aramburu. La entidad había sido creada en 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial y en el marco de los acuerdos de Bretton Woods, y contaba con la participación de 29 países. 

El comienzo de una relación tortuosa

El primer convenio fue en 1958, bajo la presidencia de Arturo Frondizi, por 75 millones de dólares. Según los documentos de la época, se trataba de un "programa de estabilización" que incluía "una reforma del sistema de cambios", para "terminar con la inflación", recuerda La Nación. 

El pacto tenía otras cláusulas secretas con la imposición de una serie de políticas por parte del FMI: la reducción y despido del 15 % de los empleados públicos, la paralización total de obras públicas, privatización de empresas estatales, reducción y venta de frigoríficos y cierre masivo de ramales ferroviarios, restricciones crediticias, aumento de precios y congelamiento del salario mínimo por dos años.

Sin embargo, la estabilidad no llegó y Frondizi firmó otros tres acuerdos 'stand by', un tipo de entendimiento que es de corto plazo para países que tienen problemas de balanza de pagos. Se renovaron ya bajo la presidencia de facto de José María Guido (1962-1963).  

Crecimiento de la deuda externa

Tras un breve período democrático, el militar y dictador Juan Carlos Onganía retomó la política de endeudamiento externo firmando otros dos acuerdos 'stand by' con el Fondo, en 1967 (100 millones de dólares) y 1968 (125 millones de dólares). 

La seguidilla de acuerdos continuó entre 1975 y 1976, bajo la gestión de María Estela Martínez de Perón, la exvicepresidenta y viuda de Juan Domingo Perón, fallecido un año antes. Eran tiempos convulsos que precedieron al más sangriento gobierno militar en Argentina. Se profundizaba ya el accionar de organizaciones políticas armadas y la respuesta ilegal desde el Estado: secuestros, torturas y desapariciones forzadas. 

Ya bajo la nueva dictadura, otros 4 acuerdos fueron firmados con el Fondo, siempre bajo la excusa de recomponer la balanza de pagos y reducir la inflación. Lo cierto es que, bajo la gestión del ministro de economía José Alfredo Martinez de Hoz y la Junta militar, la deuda creció un 364 %, al pasar de 9.700 millones de dólares en 1976 a 45.100 millones en 1983.

Endeudamiento democrático

Con la vuelta de la democracia, tanto el presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) como Carlos Saúl Menem (1989-1999), recurrieron a los rescates financieros del organismo multilateral de crédito. Fueron cinco acuerdos en cada gestión, ambas marcadas por las exigencias del FMI de reducir el déficit, privatizar las empresas públicas, congelar los salarios y otras exigencias. 

La presidencia de Fernando de la Rúa (1999-2001) no sería la excepción y terminaría abruptamente en medio de la peor crisis económica de la que los argentinos tengan memoria. De la Rúa anunció un "blindaje" financiero de 20.000 millones de dólares en 2000, bajo el amparo del Fondo Monetario, que a cambio pedía al Gobierno central reducir el déficit de las provincias y modificar el esquema cambiario. En ese entonces, la convertibilidad implementada por Menem mantenía en forma ficticia el valor del peso en "uno a uno" respecto al dólar.

Todo estalló en diciembre de 2001. El brutal ajuste no se tradujo en crecimiento. Por el contrario, la recesión y la insolvencia del Tesoro Nacional, que no podía hacer frente a una deuda impagable, terminó con protestas en las calles y en los bancos, donde los ahorristas reclamaban por sus cuentas congeladas. De la Rúa abandonó la Casa Rosada en helicóptero, mientras en las calles la represión dejaba un saldo de 39 muertos y más de 500 heridos.   

Después de declarar un default en 2002, Argentina comenzó un camino de recuperación que le permitió al presidente Néstor Kirchner (2003-2007) dejar atrás buena parte de la deuda externa y abonar los pasivos que tenía el país con el FMI. A partir de ese momento, Argentina atravesó un período de recuperación, disminución de la pobreza y la desocupación, y superávit comercial. Entre la gestión de Kirchner y su esposa, Cristina Fernández (2007-2015), Argentina pasó más de 10 años sin asumir nuevos compromisos con el Fondo Monetario Internacional.

La toma de deuda de Macri por 44 millones de dólares, aún sin haber sido saldada, fue reestructurada en 2023 por la gestión de Alberto Fernández, y se incrementa ahora con el nuevo acuerdo alcanzado por la administración de Javier Milei. Según el decreto firmado por el líder libertario, los fondos, unos 20.000 millones de dólares, se utilizarán para el rescate de la deuda del Tesoro con el Banco Central y para afrontar los vencimientos con el propio organismo en los próximos 4 años. 

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